martes, 9 de diciembre de 2008

tendencia: conseguir la ciudadanía en el este europeo


En Busca de la Doble Nacionalidad Perdida (Publicada en el Diario Crítica el 2 de septiembre)

Desde la entrada de los países del ex bloque socialista a la Comunidad Económica Europea, cada vez más argentinos quieren ser estonios, polacos o lituanos.


“La verdad, es medio bizarro ser estonio”, confiesa Sebastián Lerena. Él es uno de los miles de argentinos que desde la entrada hace cuatro años en la Unión Europea de los países del ex bloque socialista de los que emigró algún papá, abuelo, o bisabuelo, decidieron tramitar la doble ciudadanía (en el caso de Sebastián, la iniciativa la tomó su mamá, pero ni él ni su hermana se negaron).Los consulados lo confirman: en los de Polonia, Eslovaquia, Rumania y República Checa, entre otros, hay un auge de consultas y solicitudes. Lógico: ansias de tener el pasaporte comunitario, percibido por una gran franja de argentinos como una suerte de carné VIP global.Lo insólito es que, en muchos casos, los flamantes polaco-argentinos, eslovaco-argentinos, checo-argentinos (la lista sigue) si bien efectivamente descienden de las naciones de las que ahora son legalmente integrantes, sienten la cultura de éstas muy ajenas a la de nuestro país y por eso conciben con un poco de extrañeza eso de ser, por ejemplo, un polaco más.DIPLOMÁTICOS. Las representaciones diplomáticas son el espejo del fenómeno. Marcín Korzeb, vicecónsul de Polonia, explica: “Desde el 2002 deben de haber aumentado tres veces las solicitudes. Hay una moda, porque a veces no tienen necesidad urgente, pero lo hacen por sus hijos”. En la misma línea, fuentes de la embajada de Eslovaquia afirman: “Viene muchísima más gente que hace diez años. Se acordaron 80 años después de su origen. Lo miran como la posibilidad de iniciar algo en Europa, ni siquiera en Eslovaquia”. En la embajada checa coinciden: “Aumentaron bastante los pedidos, empezó por la crisis y por el ingreso en la UE, casi todos los días tenemos solicitudes de ciudadanía checa, la mitad lo hace sólo por el pasaporte europeo”. Hasta los rumanos perciben el gran interés. Florina Badea, encargada de asuntos consulares, dice: “Crecieron mucho las consultas, pero no tanto las solicitudes, porque exigimos que se hable rumano. Por eso, ya hay quienes están tomando clases del idioma”. Lituania es un caso particular, tuvo su boom, que duró hasta el 2006, año en el cual limitó la doble ciudadanía.“Sin dudas, desde que entramos en la UE se incrementaron los pedidos. Sánchez va a ser un apellido conocido en mi país dentro de poco. Ahora, como se limitó el tema, hay consultas pero no la pueden tramitar”, dice Algimantas Rastaukas, funcionario de la embajada lituana.Y ESTONIA TAMBIÉN. Viviana Kello es hija de estonio, siempre sintió cercanía emocional con el país de su padre, pero decidió que tanto ella como sus hijos, Sebastián y Sofía, iban a ser estonios, cuando una diplomática del pequeño país báltico le ofreció hace cuatro años una rápida tramitación del tentador pasaporte estoniano con sellito europeo: “En mi caso había cercanía, yo me preocupé por recuperar a mi familia después de que se fueron los soviéticos. De hecho, en junio los estuve visitando. Pero cuando vino el ofrecimiento, yo lo viví como una oportunidad para ellos de tener el pasaporte comunitario, una puerta en el día de mañana para estudiar o trabajar, una oportunidad. Y la verdad que es un placer, te movés por Europa como si estuvieras en el interior”. Una oportunidad similar anda buscando M (prefirió no publicar su identidad por miedo a que el Estado polaco se ofenda y lo vete), joven profesional, por el Viejo Continente: “Estoy de viaje desde hace tres meses y aproveché la posibilidad para ver qué podía hacer para gestionar el pasaporte. Estuve en Cracovia y Varsovia. Por ahora, no es nada seguro. La Unión Europea me brinda posibilidades, no sé si lo haría si fuera un país más pobre”. S (que por las mismas razones que M pidió que no se publicara ni su nombre ni su apellido) es estudiante universitario, también está tras la nacionalidad de Juan Pablo II: “La quiero sacar por la Unión Europea. Mi abuela, por el antisemitismo, odia Polonia y nosotros tuvimos que insistirle. Ella, cuando llegó a los trece años, no habló más polaco, hablaba Idish. Pero si un día me pinta viajar, lo veo como un pase libre para algunas cosas, algo que las restricciones del tercermundismo no me permiten hacer. Además, lo tomo casi como una venganza, ellos no nos quieren, nosotros vamos igual”.Laura es una joven porteña que ya es polaca y está muy satisfecha: “Se le ocurrió a mi tía, pero yo lo volvería a sacar por una cuestión pragmática. Si fuera un país más pobre, como Bolivia o Perú, no lo haría”.DE ESTRENO. En general, los argentinos que estrenan documentación emitida por algún país de Europa del Este no sienten una identificación clara con su segunda nacionalidad. Sebastián (22), el argentino estonio, es contundente: “Para mí, sinceramente, es raro ser estonio, porque no tengo presente la historia de Estonia, es un poco bizarro porque ni sé cómo son las costumbres. Cuando digo que soy estonio, a todos les resulta extraño. Sólo un 15% sabe dónde está Estonia. Yo lo veo como algo práctico, una ventaja”. M, si bien aún no logró la hazaña, no está muy lejos: “Alguna aproximación histórica tengo, es el país de mi abuelo, pero la verdad que de Polonia no sé nada. El idioma no lo aprendería”. De esto se percatan también en los consulados y embajadas. “Son muchos los que se sienten ajenos a Polonia”, dicen los polacos. “La mayoría no tiene lazos con Eslovaquia y casi ninguno entiende el idioma”, dicen los eslovacos. “Desean el pasaporte porque es europeo pero sienten extraña la cultura rumana, muchos tienen algún ascendiente armenio o moldavo que alguna vez habrá pasado por Rumania”, dicen los rumanos. “La mitad no tiene relación alguna con la República Checa”, dicen los checos.LA MAGIA SE CORRIÓ AL ESTE. Italia y España ya no son los únicos salvoconductos milagrosos que se invocan en charlas de café al grito de “¡Che, saqué la nacionalidad tal” porque ahora la “magia” se corrió al Este. Y atentos los que tengan una pizca de sangre croata, porque no va a pasar tanto tiempo para que en el Adriático eslavo flamee la bandera de estrellitas amarillas sobre fondo azul.

Santiago Eneas Casanello

Nota en la 23 sobre Michel Onfray

EL FUNDAMENTALISTA ATEO (Publicada en la revista 23 Internacional de septiembre)

Michel Onfray, el polémico filósofo que revoluciona a Francia


En nuestro país, remite a poco o nada. Sin embargo, en Europa, sobre todo en Francia, el filósofo Michel Onfray protagoniza desde hace años un fenómeno de ventas y popularidad cimentado en una muy prolífica obra que cumple medio siglo en enero con más de cuarenta libros publicados. Una obra atravesada por la polémica y una obsesión manifiesta por el hedonismo y el ateísmo. De hecho, su ensayo más exitoso es el Tratado de Ateología (2005), best seller traducido a 15 idiomas y del que ya se vendieron más de medio millón de ejemplares. Desprecia a los círculos académicos tradicionales. Tanto es así que fundó dos casas de estudios, La Universidad Popular de Caen y la Universidad Popular del Gusto de Argentan, a imagen y semejanza de su rebelde ideario: cualquiera puede asistir a los cursos, no se requieren inscripciones, no se toman exámenes ni se otorgan títulos. Sus días transcurren lejos de París, vive tranquilo en Argentan, un pueblito agrícola de Normandía, junto a su mujer que conoció en la adolescencia. Por su ideario hedonista y ateo milita. Y no queda bien con nadie. Se asume heredero de Nietzche, escribe asiduamente en diarios, vende sus clases en CD, debatió frente a frente con Nicolás Sarkozy en plena campaña presidencial, y como dato insólito, fue nombrado “sacerdote honorífico” por la secta de los Raelianos, honor dudoso que rechazó inmediatamente. Complejas dimensiones de un doctor en filosofía que sacude al viejo continente.


Contra las religiones



“Yo morí a la edad de diez años” es la frase demoledora con la que empieza uno de sus últimos libros: “La Potencia de Existir” (2006). Se refiere al traumático episodio que le significó haber sido internado por sus propios padres en un orfanato salesiano. Pura disciplina católica. Los muchachos eran castigados con asiduidad, según juzga Onfray: “para canalizar la libido perversa de estos adultos encerrados con sus pares, teóricamente abstemios”. Pues bien, fue durante esta experiencia desafortunada del amanecer de su pubertad que germinó en él un rechazo casi instintivo, a lo religioso. En el año 2004, el otrora pupilo ya devenido reconocido filósofo de pluma elegante y tenaz, engendró la que es, probablemente, su íntima venganza: el Tratado de Ateología. Un libro que es una embestida implacable contra los tres monoteísmos. Cristianos, musulmanes y judíos en la misma bolsa. ¿Que es lo que dice? De todo. Páginas y páginas de pimienta, intragables para cualquier creyente. A las tres religiones las acusa de violentas, perversas e hipócritas. Por partes. Al cristianismo le niega, para empezar con un martillazo, que Jesús haya pisado este mundo: “Para la evidencia fue tan cierto como Ulises o Saratustra”. Sigue con San Pablo: “fanático, enfermo, misógino, masoquista”. No se queda ahí. Pone en tela de juicio que la fe en los evangelios haya sido la causa principal de la multiplicación imparable de los fieles a Cristo en los siglos en que la cruz se impuso definitivamente en Europa. Considera que sin la represión estatal dirigida a liquidar cualquier otra creencia ajena a la trinidad (cita como ejemplo lo sucedido en Bizancio), el cristianismo nunca se hubiera impuesto. Uno de los capítulos más reveladores se titula “el Vaticano ama a Adolf Hitler”. En pocas líneas desnuda la complicidad de los herederos de Pedro con el Tercer Reich: “ningún nazi de alta jerarquía fue excomulgado por haber enseñado y practicado el racismo y el antisemitismo, ni por haber hecho funcionar cámaras de gas”. ¿Y a los musulmanes que les achaca? Intolerancia, crueldad y brutalidad. “El Islam toma por su cuenta lo peor de los judíos y cristianos: la comunidad elegida, el sentimiento de superioridad, el exterminio de lo diverso, la teocracia, las razzias, las guerras totales, las expediciones punitivas, los asesinatos” afila Onfray. Además, al islamismo contemporáneo lo define como fascismo a secas.
El judaísmo no recibe un trato más benévolo. A los que se asumen descendientes de Jacob les endilga no haber nunca cuestionado a la Torah por “racista, asesina y criminal”. Tantas imputaciones no quedaron en el aire.

Fue “condecorado” con dos réplicas de compatriotas suyos: “El Anti Tratado de Ateología, de Mathieu Baumier (prologado por Régis Debray) y “Dios con Espíritu, Respuesta a Michel Onfray” de Irène Fernandez. Ambas son una sublevación lúcida y bastante hostil contra el ateísmo del normando. Baumier es un intelectual católico diez años menor que Onfray. En una entrevista concedida al diario italiano Avvenire (que se define como “cotidiano de inspiración católica”) disparó: “en el Tratado de Ateología hay deshonestidad intelectual y maldad”. Irène Fernandez, doctora en letras y teóloga, rechazó cederle a Onfray su otra mejilla y decidió “responder a las injurias que atacan el honor de todos los creyentes”. Los detractores de Onfray siempre se untan de enojo. Tienen afán de revancha. Pululan en revistas, periódicos y en la red de redes. Hasta hay blogs creados únicamente para denostarlo. Trincheras anti-onfray suelen ser los sitios web cristianos y musulmanes. En Oumma.com, una muy visitada página de la colectividad islámica francesa, Onfray no es bienvenido, al Tratado de Ateología, lo apodan “Tratado útil para las jóvenes generaciones islamofóbicas”. No le perdonan reflexiones de este tipo: “Si Oriente continúa siendo bárbaro no se debe únicamente a que es musulmán sino también a que es la cuna de todos los monoteísmos”.

El hedonista:

Deshecho en su cama escuchaba atentamente. Una nutricionista le aconsejaba que adoptase una dieta saludable para evitar otro infarto. 28 años: injusta edad para sufrir problemas cardíacos. No acató. Discutió con la especialista. Le dieron nauseas tantas proscripciones alimenticias. Se indignó ante el displacer recetado de un devenir sin sal. Y hubo tinta a los pocos meses. Su primer libro, “El vientre de los filósofos (1989)” es un ocurrente ensayo que plantea el estrecho vínculo entre las ideas de los grandes pensadores de todos los tiempos y lo que estos deglutían. Porque para Onfray la materia es el eje de las posibilidades de disfrute y el cuerpo el escenario potencial del goce. La filosofía no es sólo la historia del espíritu. Por eso de la antigüedad clásica recupera a la escuela Cínica y a su principal referente, Diógenes de Sinope (Cinismos, 1990), aquel sabio que imitaba a los perros, que se masturbaba y copulaba en público, que le rehuía al aseo personal y que encontraba virtud en la subversión de los valores establecidos de su época. Platón dijo de él: “es un Sócrates que se volvió loco”. Onfray lo admira como maestro fundacional del hedonismo. En el hombre de Argentan hay algo de arqueólogo. Desempolva y proyecta a aquellos eslabones de la filosofía vitalista, enraizada en lo terrenal, que milenios de empecinamiento idealista sepultaron. Resucita a Demócrito, Hiparco, Lucrecio, Eudoxo. Nombres desconocidos. Casi proscriptos. “Propongo exhumar esta historiografía alternativa”, explica Onfray. Al Marqués de Sade lo absuelve. Esquiva a Kant y a Hegel. Nietzche en lo alto: “habla de la gran razón que es siempre el cuerpo”. Siete libros le dedica exclusivamente a la teoría hedonista, pero ser un apóstol de esta no es gratuito. Se compromete con posiciones que a muchos acalambrarían. Es un firme defensor de la eutanasia, del aborto legal, de la adopción por parte de matrimonios del mismo sexo. Tampoco rechaza del todo el incesto y es partidario de la experimentación eugenésica.

Onfray se empecina en dejar bien claro que no es un nihilista escéptico ni un promotor de la ley de la selva. Pero no importa. Para muchos, él es la encarnación de un individualismo nocivo, un “cínico” en el sentido sombrío de la palabra. Ese enfoque lleva a que se lo compare con Michel Houellebeck, el “enfant terrible” de las letras francesas, un pesimista, ateo e individualista asumido. No obstante, son dos que no se quieren. Se catapultan críticas que distan de ser sutiles. Dijo Onfray de Houellebeck : «ilustra y encarna al cínico vulgar del momento”. Dijo Houellebeck de Onfray: “no tuve que esperar al tratado de Ateología para que me de alergia”. En otra ocasión aseguró “ser diez veces más talentoso” que el filósofo. La platea disfruta. En el diario cultural “Le Mague” atribuyeron en su momento tanta artillería gruesa de ida y vuelta al temor de Onfray ante el surgimiento de un competidor: “El profeta del hedonismo, tipo Richard Gere, ahora tiene un adversario temible”. Onfray sabe que irrita y en política también pone el dedo en la llaga.

La Política:

Marzo de 2007. Palacio Beauvau, sede del Ministerio del Interior francés. “Filomag”, prestigiosa revista de filosofía los sentó cara a cara. Un elegante salón con espejos fue el ring. Nicolás Sarkozy en plena campaña recibía a Michel Onfray. ¿De que charlaron el funcionario conservador que detestaban los jóvenes de los tristes suburbios parisinos y el filósofo abanderado del hedonismo libertario? Prácticamente de todo lo imaginable. De literatura, de religión, del ser humano, del bien, del mal, de la delincuencia, de la amistad, del trabajo, de la familia, del aburrimiento, de la juventud, de las vacaciones. Un diálogo jugoso por lo insólito. ¿Y de política no hablaron? Por supuesto que sí. De política discutieron.

“¿Me ve usted como un demagogo?” Lanzó el actual presidente. “Hay demagogia en sus discursos” respondió sin vueltas Onfray. Inmediatamente, le cuestionó al anfitrión que se asuma republicano, le dijo que no bastaba con presentarse a elecciones para serlo, que si tan básico fuera el requisito, hasta Le Pen sería republicano. También puso en tela de juicio el gaullismo de Sarko: “hay ciertos valores gaullistas que me parecen estar en contradicción con los suyos. Sobre todo con sus compromisos atlantistas pro americanos”. “¿Quién es usted para tomarme exámenes de Gaullismo? se defendió el ministro. “Y usted. ¿es comunista?” despachó envalentonado el “petit Napoléon”. “Ni comunista ni liberal” se atajó Onfray.

¿Le dijo la verdad a Sarkozy? Sin dudas el filósofo “outsider” coquetea con la extrema izquierda. En las últimas elecciones presidenciales votó por Olivier Besancenot, joven candidato de la LCR (Liga Comunista Revolucionaria). Tomó la decisión después de haber encabezado sin éxito una suerte de clamor para que todo el arco político de lo que él denomina “la izquierda radical”, es decir, las alternativas socialistas pero no socialdemócratas, se unificara tras la candidatura de José Bové, el carismático líder agrario, símil Asterix, que logró cierta difusión internacional luego de que en 1999 atacara a un local de Mac Donald´s junto a sus seguidores. Pese a sus alineamientos, no es simple encasillar ideológicamente a Michel Onfray. Suele repetir que es un “nietzcheano de izquierda” (híbrido explosivo si los hay). No es un típico intelectual marxista, pese a que respeta los fundamentos materialistas del pensamiento socialista clásico. ¿Y alguna vez fue candidato a algo? No, pero se especuló con esa posibilidad. Su popularidad fue vista por algunos referentes de la izquierda como un anzuelo para seducir votos. Supo entusiasmarse con él Daniel Bensaïd, filósofo miembro de la LCR “Su discurso muerde sobre una franja de militantes. Podría convertirse en un referente de cambio”.

Onfray desprecia al Partido Socialista y esto hiere sensibilidades. « El PS tiene un verbo de izquierda que lo opone a la derecha y un gesto liberal que lo acerca a sus adversarios. Esta esquizofrenia cansa” reflexionó en un artículo publicado en Líbération, tres días después de la derrota de Ségolène Royal. La respuesta vino unas horas después, nada más y nada menos que un editorial firmado por Laurent Joffrin, director del mismo periódico y titulado “Onfray se equivoca”. Lo bombardeó: “Las desventuras de los filósofos en política son cómicas o decepcionantes. Recordamos los bandazos de Sartre o las andadas de Heiddeger. Onfray, pensador de menor calibre, no escapa a la regla”. Un tiempo antes, otros hombres de Libération también lo habían fustigado por haber sido un firme opositor al proyecto constitucional europeo. Dejando la política, los que sí quieren a Onfray son los raelianos. Traduciendo: gente que cree que una raza de extraterrestres creó la vida sobre este planeta, y están convencidos, porque su líder, el francés Claude Vorilhon, un ex periodista deportivo, tuvo la suerte de hablar con uno de estos padres espaciales. Más simple: una secta. Vorilhon, que se llama a él mismo, “Profeta Raël” nombró hace dos años a Onfray “sacerdote honorario” porque según dijo sus visiones son muy cercanas a las del filósofo. El ateo por excelencia rechazó tan extravagante designación. Y no cordialmente. “Las religiones son sectas que triunfaron. Se ve que no leyó nada mío. Esto forma parte de una maquinaria mediática para promocionar su movimiento”.
O se lo ama o se lo odia. Con Onfray pareciera no haber punto intermedio. Sea como sea, es un soplo de aire fresco. Un terremoto en la modorra intelectual europea.

Santiago Casanello

Nota en la 23 sobre Rusia y A.L

PUENTE HACIA MOSCÚ (Publicada en la revista 23 Internacional de noviembre-diciembre)

Venezuela, Bolivia y Nicaragua intensifican los vínculos con el Kremlin


Hay imágenes simbólicas que sellan procesos: la de Raúl Castro asistiendo a la inauguración de una iglesia ortodoxa en la Habana, que con sus cúpulas doradas pincela un destello de Bizancio en la capital de la isla, bien podría ser la de la vuelta de Rusia a América Latina, luego de más de quince años de ausencia. En los últimos meses, Moscú está intensificando, de manera notable, los vínculos con algunos países de la región. El gigante euro-asiático, que gracias a varios años de crecimiento económico, resurgió de la sombría intrascendencia pos soviética y recuperó el status de “potencia”, concibe a esta parte del mundo, tradicional área de influencia norteamericana, como un gran tablero de juego donde mover fichas en respuesta al “cerco” que, según Moscú, Washington intenta erigir a caballo de la OTAN, alrededor de su territorio. A su vez, los estados latinoamericanos que se están acercando a Rusia son aquellos que buscan reforzar la autonomía y el margen de acción de sus proyectos políticos, alejándose de la sombra norteamericana.

Venezuela y los demás

Venezuela es el principal aliado del Kremlin en la región. Chavez ya realizó cinco giras oficiales a Rusia. La última fue a fines de septiembre. En esa ocasión, mientras visitaba un complejo industrial de los Urales, le manifestó a Dimitri Medvedev, su par anfitrión, “el apoyo completo” de su gobierno a las acciones emprendidas por Rusia en Georgia. Medvedev, agradeció inmediatamente “el apoyo moral” del líder bolivariano. El delfín de Putin, sabía que tenía enfrente a un aliado generoso. Un “amigo” que viene desembolsando, desde 2004, más de cuatro mil cuatrocientos millones de dólares en compras de armamento ruso y que, gracias a un crédito de mil millónes de dólares que el Kremlin acaba de otorgarle, seguirá adquiriendo material bélico, que va desde cazas bombarderos hasta tanques de última generación, pasando por fusiles kalashnikovs, helicópteros y radares. No sólo eso: también están en marcha acuerdos de cooperación energética y se explora la posibilidad de lanzar un programa de desarrollo nuclear venezolano – para fínes pacíficos - con ayuda rusa. La relación entre Moscú y Caracas no es puramente comercial sino también geoestratégica. Esto quedó demostrado con el envío, en septiembre, de dos aviones supersónicos rusos al país sudamericano y con los ejercicios navales conjuntos que realizarán, del 10 al 14 de noviembre, las armadas de ambos países en el Caribe, en lo que constituye una respuesta evidente de Moscú a la presencia de barcos de guerra norteamericanos en el Mar Negro. La escuadra rusá estará integrada por el buque insignia de la Flota del Norte, el crucero nuclear lanzamiziles “Pedro el Grande”, por el buque antisubmarino “Almirante Chabanenko” y por otros barcos de apoyo. Se entiende: no es una flota pesquera la que navegará las aguas del “patio trasero” de Estados Unidos. Cuba es otro de los países latinoamericanos que está estrechando sus vínculos con Rusia. Es el caso de dos viejos conocidos, que vuelven a necesitarse. En agosto, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Pátrushev estuvo de visita en la isla. Medios de su país informaron que el funcionario estaba estudiando en terreno la posibilidad de abrir una base militar rusa. El Kremlin no confirmó pero tampoco rechazó esta versión. El primer ministro ruso, Vladimir Putin dijo: “ya es hora de que Rusia vuelva a Cuba”. Los acuerdos entre ambos estados van desde el área enérgética hasta la espacial. Rusia además fue el país que más ayuda humanitaria envió a Cuba luego del dramático paso del Huracán Gustav. Tal vez, el hecho más simbólico se dio a mediados de octubre cuando Raúl Castro, junto a varios miembros de su gobierno, inauguró, con la presencia de Kiril Gundjaev, número dos de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el primer templo de esa fe en isla. La iglesia “Nuestra Señora de Kazán” está situada en plena Habana Vieja. No muy lejos, el país que tuvo un gesto inmenso hacia Rusia fue Nicaragua: se convirtió en el único estado del mundo – exceptuando a Rusia obviamente – en reconocer la independencia de las ex regiones georgianas de Abjasia y Ossetia del Sur. "Estamos en un todo con la posición del Gobierno de Rusia” señaló el presidente nicaraguense Daniel Ortega. Sergei Lavrov, el canciller ruso, al respecto, afirmó: “la decisión de las autoridades nicaraguenses marcará un jalón importante en el desarrollo de las relaciones entre Rusia y Nicaragua”. Más al sur, Bolivia también se suma al grupo de países que erigen puentes hacia Moscú. Coincidiendo con la expulsión del embajador de Estados Unidos de la Paz, Rusia le ofreció al gobierno de Evo Morales, apoyo para colaborar en la lucha contra el narcotráfico. Esta posibilidad es vista con buenos ojos por la Paz que intenta sustituir la ayuda económica que Washington sigue brindándole para tales fines. En cuanto a la Argentina, la presidenta Cristina Fernandez irá a Rusia, en gira oficial, el próximo 8 y 9 de diciembre. El canciller Taiana definió a los vínculos de Buenos Aires con Moscú, que son sobre todo comerciales, como “cordiales”.

Santiago Casanello